martes, 24 de febrero de 2015

Páginas web que pueden consultar para la realización del Trabajo Practico

Páginas web que pueden consultar para la realización del Trabajo Practico
Tutoriales:
Tutorial CmapTools: http://www.eduteka.org/Objetos/UsoCmapTools/player.html
http://escritorioalumnos.educ.ar/datos/cmap.html
Tutorial para la confección de Wiki:

Imágenes:
Historia del Arte: http://estudi-arte.blogspot.com.ar/2009/05/el-arte-barroco-concepto.html
http://redhistoria.com/la-enciclopedia-faro-del-conocimiento-de-la-ilustracion/#.VJAxoiuG_JA

Material bibliográfico ampliatorio:
Libro en pdf de Hobsbawm Eric, En torno a los orígenes de la revolución industrial: http://es.slideshare.net/MomentumHistoricus/eric-hobsbawm-en-torno-a-los-orgenes-de-la-revolucin-industrial
Economía: Las Ideas y los Grandes Procesos Económicos. Rofman. Aronskind. Kulfas. Wainer: http://www.portalplanetasedna.com.ar/liberalismo.htm
Historia Mundial Contemporánea: http://www.educ.ar/dinamico/UnidadHtml__get__fc5ff741-7a09-11e1-8067-ed15e3c494af/historia1.pdf
Videos:
Canal encuentro: https://www.youtube.com/user/encuentro

Educar Portal: https://www.youtube.com/user/educarargentina

Consignas para el Trabajo Práctico Final Grupal:

Consignas para el Trabajo Práctico Final Grupal:

  1. Lean el Resumen dado del Capítulo IV: EL SISTEMA CLÁSICO de Eric Roll. HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONÓMICAS y  el Capítulo II: “La época de la transición: de la sociedad feudal a la sociedad burguesa (XV- XVIII)” (Pág. 71 a 104) de Susana Bianchi:
Armen una narración relacionando los sucesos que menciona el autor Eric Roll y del Capítulo II: “La época de la transición: de la sociedad feudal a la sociedad burguesa (XV- XVIII)” (Pág. 71 a 104) de Susana Bianchi: según los sucesos que le haya tocado plasmar a cada grupo (sociales, políticos, económicos y tecnológicos). Dicha elaboración la cargaran en la Wiki, en la que cada grupo, confeccionara una página en función de la caracterización que le haya tocado, recreándola con imágenes, vídeos, link a otros sitios de la web.

  1. Elaboren un ejemplo de trabajo actual, en un esquema a través de la aplicación de Cmaps, donde plasme la división de trabajo planteada por Adam Smith, y expliquen los beneficios y  consecuencias para el trabajador.
Formato de Presentación:
  • Deberán presentar en formato de Documento de Word Letra: Calibri. Tamaño: 11. Párrafo: justificado; sangría: Primera línea. Interlineado: sencillo
  • Caratula: Nombre de la Institución escolar. Nombre de la materia. Nombre y apellido de la Profesora. Curso. Número de grupo. Nombre de los integrantes del grupo.
  • Desarrollo de las consignas con su respectiva numeración.
  • Dicho trabajo una vez finalizado deberá ser presentado en cada Wiki elaborado por grupo.

jueves, 19 de febrero de 2015

Cuadro explicativo de la Ilustración



El siglo XVIII, siglo de la Razón


Europa en los siglos XV y XVI


Susana Bianchi. HISTORIA SOCIAL DEL MUNDO OCCIDENTAL. Del Feudalismo a la Sociedad Contemporánea

CAPÍTULO II: LA ÉPOCA DE LA TRANSICIÓN: DE LA SOCIEDAD FEUDAL A LA SOCIEDAD BURGUESA (SIGLOS XV-XVIII)
Comprender el tránsito, en Europa occidental, de la sociedad feudal (caracterizada por el predominio del trabajo servil) a la sociedad burguesa, donde dominan las relaciones de tipo capitalista (caracterizadas por la separación entre trabajo y medios de producción y por la conformación de un mercado libre de trabajo asalariado) implica el análisis de una serie de etapas, marcadas por profundas transformaciones económicas y sociales.
1.            La expansión del XVI
A partir de 1317 comenzaron a registrarse en Europa las primeras crisis cíclicas que sacudieron las bases del sistema feudal. Malas cosechas (por problemas climáticos y fundamentalmente por tierras desgastadas) se tradujeron en hambrunas y epidemias. La mortandad fue acompañada por la huida de los campesinos que abandonaban los campos. De este modo, en 1348, la peste negra cayó sobre una población ya profundamente debilitada y creó verdaderos vacíos demográficos. El problema principal fue la falta de mano de obra, de brazos que trabajasen la tierra.
La crisis del siglo XIV fue una crisis económica (llamada por algunos autores, como Eric Hobsbawm, la crisis de la “agricultura feudal”), pero fundamentalmente fue una crisis social: el debilitamiento de los vínculos de servidumbre puso en jaque las bases del poder de los señores feudales.[1]
Los movimientos campesinos (la jacquerie, en Francia en 1358, y los levantamientos ingleses en 1381, entre otros menores) fueron expresión de esta crisis. Pero también el ascenso de las burguesías urbanas con la imposición de nuevas formas económicas y el predominio del dinero constituyo otra amenaza para el poder de los señores feudales.
A pesar del fuerte impacto que para las sociedades europeas significó la crisis del siglo XIV, sin embargo, ésta trajo los gérmenes del posterior desarrollo: las transformaciones de la producción agropecuaria y de las manufacturas, la aparición de nuevas áreas comerciales y el desarrollo de los mercados locales. Incluso, el debilitamiento del poder feudal implicó la consolidación de las monarquías que se transformaron en importantes agentes económicos.
La formación de los imperios coloniales
A fines del siglo XV (tras un largo período de estancamiento) comenzaron a detectarse los primeros síntomas de reactivación que dieron origen a un proceso de expansión económica a lo largo del siglo XVI. El fenómeno más notable fue el proceso de expansión hacia la periferia iniciado por España y Portugal que culminó con la creación de dos inmensos imperios coloniales. La economía europea se transformaba en una economía mundial.
Tanto España como Portugal contaban (por distintas razones, fundamentalmente, la guerra contra los musulmanes) con poderes monárquicos tempranamente consolidados. Eran además poderes dispuestos a apoyar empresas de gran envergadura que ampliaran el horizonte económico: búsqueda de nuevas rutas y áreas de influencia, control de circuitos económicos cada vez más amplios. Los motivos pueden encontrarse tal vez en la necesidad de encontrar una salida a la tensión social, a conflictivas situaciones internas: en Castilla, por ejemplo, una nobleza de hidalgos empobrecidos esperaba que la corona les abriera la posibilidad de conseguir las tierras que no tenían. A esto se unían otros factores que posibilitaron las empresas: una buena tradición marinera, desarrolladas técnicas de navegación (la carabela se conocía desde 1440), un adecuado desarrollo en astronomía y cartografía, una favorable posición geográfica sobre el océano Atlántico.  
Esta expansión hacia la periferia culmino, entre fines del siglo XV y las primeras décadas del siglo XVI, de un modo notable: en 1488, Bartolomé Díaz llegaba al sur de Africa, al Cabo de Buena Esperanza; en 1492, Colón a América; en 1498 Vasco de Gama a Calcuta; entre 1519 y 1520 la expedición de Magallanes realizaba el primer viaje de circunnavegación.
Tras una etapa de exploración, comenzaron los asentamientos que dieron origen a dos imperios coloniales que prácticamente se dividieron el mundo[2]. Metales americanos, pimienta desde Oriente, esclavos desde África se transformaron en el trípode que permitieron a la economía europea transformarse en una economía mundial.
Los dos imperios tuvieron características diferentes. El portugués fue una extensa línea de puntos en la costa (puertos, depósitos, factorías) destinada a controlar el tráfico marítimo, el español, en cambio, se apoyó en la conquista de territorios y poblaciones. Sin embargo, ambos compartieron una misma concepción de la economía: se consideraba que la riqueza no se creaba, sino que se acumulaba. Era una concepción estática de la riqueza que consideraba (como la tierra) un bien inmóvil. Era aún una concepción medieval de la economía que se expresaba en la necesidad de reservarse para sí todos los mercados y que consideraba el monopolio como la garantía para una mayor acumulación.
Las transformaciones del mundo rural. Agricultura comercial y refeudalización
También en Europa comenzaron a detectarse los síntomas de reanimación: aumento demográfico, desarrollo de la agricultura y de la producción manufacturera. Como señala Peter Kriedte, el primer indicio lo constituyó el crecimiento de la población.[3]  
Ya a partir de mediados del siglo XV comenzaron a aflojarse los controles. Si durante la crisis, una de las formas de mantener una adecuada proporción entre la población y alimentos había sido mantener la edad de los casamientos y favorecer el celibato, estos mecanismos comenzaron a aligerarse: decrecía la edad de los matrimonios (lo que era signo de tierras disponibles, de que las nuevas familias podían tener una fuente de ingresos) y esto se traducía en un aumento de la tasa de natalidad. Hacia el siglo XVI, la población europea había alcanzado nuevamente los niveles anteriores  a la crisis del siglo XIV; sin embargo, había cambios: el mayor crecimiento de la población se concentraba en las regiones del oeste y norte de Europa, en detrimento de las regiones del Mediterráneo. Es un dato que el eje económico europeo estaba comenzando a cambiar.
El crecimiento demográfico exigía una mayor producción de alimentos, fundamentalmente cereales. Como consecuencia, otra vez se roturaron tierras que habían sido abandonadas y se expandió la superficie cultivada. Pero los cambios también se registraron en las formas que asumía la organización de producción. Como señala Kriedte, la organización de la producción comenzó a desarrollarse en formas divergentes en Europa occidental y en Europa oriental. Los polos más extremos fueron, por un lado, Inglaterra, donde se desarrolló una agricultura comercial con incipientes relaciones capitalistas; por otro, Polonia y el oriente de los territorios alemanes en donde la expansión agrícola se realizó sobre el reforzamiento de la servidumbre feudal. En algunas regiones, la necesidad de expandir los campos de cultivo entró en contradicción con las características que la producción agropecuaria había adquirido tras la crisis del siglo XIV: los campos de labranza que habían quedado vacios se habían convertido en tierras de pastoreo. En Inglaterra, las tierras se transformaron en pasturas dedicadas a enormes rebaños de ovejas cuya lana era el principal abastecimiento de las manufacturas del continente. Como Tomás Moro denunciaba en Utopía, “las ovejas se comían a los hombres”. La necesidad de conciliar la alimentación de los hombres con la alimentación de los animales reforzó el sistema de explotación agropecuaria rotativa. Las tierras de labranza eran transformadas periódicamente en praderas, para convertirlas después en campos de labor. La roturación periódica y el estiércol mejoraron además la calidad de la tierra.
Este sistema tuvo un profundo impacto en el mundo rural: comenzó a transformar la antigua estructura de la aldea campesina, con su antigua organización basada en campos abiertos (open field) y trabajo comunitario.
En efecto, la rotación agropecuaria, es decir la combinación de agricultura y pastoreo, era solo posible en campos aislados o cercados. Era necesario entonces dar un nuevo diseño a las tendencias: concentrar y unificar las pequeñas parcelas para aumentar su eficiencia económica. Los promotores de los cercamientos fueron principalmente los grandes terratenientes que podían exigir precios de arrendamientos más altos en las tierras cercadas. A pesar de que en la nueva redistribución de la tierra se debían respetar los derechos proporcionales anteriores, para los campesinos la suerte fue dispar. Algunos pudieron aprovechar la situación y transformarse en arrendatarios, incluso, arrendatarios ricos. Pero para la mayor parte la única salida, ante la pérdida de la tierra, fue transformarse en trabajadores asalariados. En síntesis, las leyes del mercado comenzaban a modificar la sociedad agraria inglesa.
En la zona centro-oriental de Europa, en particular en Polonia, también hubo una importante expansión del cultivo de cereales, que se destinaban a la exportación. Para ello, los cereales eran trasladados en balsa por el río Vístula hasta Danzig, el principal puerto del Báltico. Los grandes señores eran quienes impulsaban esta agricultura con destino al mercado: para aumentar la producción y obtener el excedente exportable multiplicaron entonces los censos e intensificaron las cargas serviles sobre los campesinos. Sin embargo, esto no fue una simple vuelta al pasado. Este reforzamiento de la servidumbre se dio dentro de un tipo de economía que se organizaba ya no en función del señorío sino en función del mercado de exportación.
Entre ambos polos (agricultura comercial y refeudalización) se registraba una gran variedad de situaciones intermedias donde se combinaban viejos y nuevos elementos. En el sur de Francia, por ejemplo, se difundió el sistema de aparcería, en donde el terrateniente le entregaba tierras a un campesino, le adelantaba la semilla, el costo de los útiles de labranza e incluso lo necesario para la manutención de la familia a cambio de la mitad de la producción en bruto. Era un sistema donde elementos nuevos como el arrendamiento se confundía con antiguos vínculos sociales y que fácilmente (tal como en muchos casos ocurrió) podía deslizarse a un tipo de relación feudal.
A pesar de la existencia de situaciones diversas, la organización de la expansión agrícola en dos polos divergentes fue la principal característica de la expansión del siglo XVI. En sus contradicciones (como veremos más adelante), algunos autores encuentran alguna de las claves de la “crisis” del siglo XVII.
Las transformaciones de las manufacturas y el comercio. Capital mercantil y producción manufacturera
La crisis del siglo XIV había afectado menos a la economía manufacturera que a la agrícola. Se habían visto trastocadas las industrias de lujo, organizada en rígidas corporaciones dedicadas a elaborar (como los paños de Florencia) productos de alto precio y calidad, dirigidos a un mercado restringido, pero no había perjudicado a la industria domiciliaria rural, que se basaba en la capacidad para tejer de la familia campesina.
Y este tipo de industria domiciliaria habrá de sentar las bases de la expansión manufacturera del siglo XVI.
Las manufactureras fueron reactivadas por el aumento de una demanda que surgía del crecimiento de la población y de los mercados que nacían con la expansión de ultramar. La principal manufacturera continúo siendo (con excepción de algunos casos regionales) la producción textil, que llena una necesidad humana básica después de la alimentación. Sin duda el autoabastecimiento era aún muy alto en una sociedad donde el mundo rural seguía siendo dominante, pero el aumento de la demanda y la diversificación de la sociedad permitió el desarrollo de las new draperies, géneros relativamente baratos hechos con lana cardada. Estos desarrollos permitieron además, consolidar y colocar en un primer plano formas organizativas de la producción que ya se ubicaban claramente fuera de las antiguas corporaciones medievales.
En efecto, en las pequeñas ciudades y en el campo se enfatizó el sistema de trabajo a domicilio. Eran pequeños productores que dependían de un comerciante que los abastecía de materia prima, les otorgaba crédito y luego recogía el producto para distribuirlo muchas veces en mercados muy distantes. En síntesis, era el capital mercantil el que organizaba y dominaba la producción.
La expansión del comercio fue otra de las características de este periodo. El mercado de ultramar transformo, como ya señalamos, al mercado europeo en un mercado mundial, en el cual holandeses e ingleses comenzaron a disputar a Portugal su predominio en Oriente. Se trataba todavía de un comercio que mantenía características tradicionales: especias y metales preciosos, es decir, productos de precio alto, dirigidos a una demanda restringida. Sin embargo, en algunas regiones, como el Báltico y en el Mar del Norte, el comercio comenzaba a adquirir características modernas: ganado, cereales, textiles, es decir, productos de mayor volumen y bajo precio, dirigidos a una demanda masiva. El intercambio también reflejaba los cambios más profundos de la esfera económica.
La expansión del siglo XVI se daba, sin embargo, dentro de marcos que aún eran predominantemente rurales. La imposibilidad de romper con estos marcos llevó a este proceso expansivo a encontrar sus propios límites. Como veremos, la “crisis” del siglo XVII, al borrar estos obstáculos creó las condiciones para el advenimiento del capitalismo.
                 2.    El Estado absolutista y la sociedad
La formación del Estado Absolutista
La crisis del siglo XIV,  al debilitar el poder feudal, favoreció no sólo la consolidación territorial de los reinos, sino también el fortalecimiento del poder de los reyes, poder que tendió cada vez más hacia el modelo de la Monarquía absoluta[4]. Según este modelo, que se afianzo en los siglos XVI y XVII, el poder del rey debía situarse en la cúspide de la sociedad, sin ninguna otra instancia a la que pudiera apelar.




[1] Véase Hobsbawm, Eric J. (1982).
[2] Véase Mackenney, Richard (1996), cap II “Los síntomas de la expansión”.
[3] Véase Kriedte, Peter (1986), cap I “La época de la revolución de los precios”
[4] Véase Schiera, Pierangelo (1987).

RESUMEN DE VÍDEO: CONOCIENDO AL CAPITAL. ADAM SMITH

RESUMEN DE VÍDEO: CONOCIENDO AL CAPITAL.
 ADAM SMITH

 “¿QUIÉN FUE ADAM SMITH?”
Considerado el padre de la economía política, Adam Smith prefiere presentarse como filosofo moral. Nace en Kirkcaldy, un pequeño poblado de Escocia en 1723. A los 36 años, gana cierto renombre con la publicación en 1759 de su obra sobre ética llamada “teoría de los sentimientos morales, donde enuncia que al ser humano no solo lo motiva el egoísmo, sino también una fuerza contraria y complementaria un sentimiento a favor de los demás, q llama empatía.
Estamos en los albores de la Revolución Industrial, y la prosperidad que Smith descubre en Glasgow despierta su atención que se concentrara en las prácticas mercantiles de sus vecinos para tratar de explicar como buen filósofo que es, el nuevo mundo que lo rodea.
Desde 1763 Adam Smith recorre durante tres años Tuluz, Ginebra, Paris y Londres. Conoce a Quesnay y a Turgot, los fisiócratas franceses, y a los iluministas Voltaire, Diderot y Benjamín Franklin y sus ideas de libertad que inspiraran la revolución francesa.  El debido de este espíritu de época que busca comprender los fenómenos de manera científica, enfrentados al pensamiento religioso, escribe su segundo libro: “Una investigación sobre la naturaleza y causas de las riquezas de las naciones” que verá la luz en 1776 y será conocido como “la riqueza de las naciones”. Este considerado el primer libro de economía moderna, y el primero en sistematizar científicamente las bases del capitalismo.

“¿QUÉ OCURRÍA EN EL SIGLO XVI?”
En el Feudalismo, la compra-venta no es habitual. La economía rural que es predominante, se basa en feudos que producen la mayor parte de los bienes que necesitan y solo esporádicamente se concurre al mercado, para intercambiar ciertos excesos de producción o adquirir algún faltante. La sustitución del régimen feudal por el sistema capitalista, no se produce de un día para el otro, sino q implica un largo proceso q se extiende entre los siglos XVI (16) y XVIII (18). La revolución industrial se inicia en Inglaterra recién hacia fines de este periodo (Siglo XVIII).
A esta revolución productiva, se suman los extraordinarios resultados y descubrimientos de la época que muestran que los fenómenos pueden ser entendidos por la razón humana. Los fundamentos divinos propios del Medioevo pierden crédito, se exigen explicaciones científicas en todos los campos del saber.
Influenciada por estas corrientes, las ciencias sociales buscan descubrir leyes objetivas que rijan las relaciones sociales en todo tiempo y lugar. El capitalismo va socavando progresivamente las bases   de la sociedad feudal, arrasando con costumbres afianzadas por siglos y con los vínculos fundados en el control religioso.

“¿QUIÉNES PARTICIPAN EN EL PROCESO PRODUCTIVO SEGÚN SMITH?”
Siglo XVI: en ese entonces coexisten en Europa, distintas formas de producción. Por un lado, los artesanos elaboran bienes en sus talleres. El ebanista, con sus maquinas, sus herramientas y maderas fabrica todo tipo de bienes para que un comerciante los venda en los mercados. En este caso, los medios de producción siguen perteneciendo al trabajador.
 El Mercader vende los muebles que fabrica el artesano ebanista. Gracias a los avances en la navegación, los comerciantes realizan viajes cada vez más largos a lugares remotos, lo que permite la venta de productos de mayor cuantía, y por lo tanto el alza en las ventas y la afiliación de los mercados. El mercader recibe pedidos de otros mercados, donde se espera que se utilice una madera particular y que los muebles reciban un orlado determinado con unas herramientas especiales que en Europa no se utilizan. Como la adquisición de esa materia prima y de las herramientas, escapan ya al bolsillo del artesano, es el mercader quien las compra y pone a disposición del artesano ebanista.
Con el tiempo cada artesano, va trabajando en forma exclusiva con un mercader, quien le compra toda su producción y hasta le entrega todas las materias primas necesarias.
La forma de producción distintiva de la época es la manufactura. El principal cambio está relacionado con la manera que se organiza la producción en lugar de trabajar en sus talleres, los artesanos se reúnen bajo el mismo techo, a las órdenes de un nuevo actor, el “Capitalista Industrial”,  este es el dueño de las maquinas, las herramientas y de las materias primas y le indica a cada uno de los trabajadores que actividad debe realizar.
[1]En una fábrica de alfileres, propiedad del Capitalista Industrial, un Obrero estira el alambre, otro lo endereza, un tercero lo va cortando en trozos iguales, un cuarto hace la punta y un quinto está ocupado operario está ocupado en limar el extremo donde se va a incrustar la cabeza, a su vez la confección de la cabeza requiere dos o tres operaciones distintas: fijarla es un trabajo especial, esmaltarla requiere otro, y todavía es un oficio distinto colocarlos en el papel. Esta división de tareas dentro de una misma fabrica se denomina “División del Trabajo”. La “División del Trabajo” también se difunde de a poco entre los artesanos independientes. El carpintero que antes fabricaba muebles de todo tipo, ahora solo  se dedica exclusivamente a las sillas.
La manufactura transforma los roles de la sociedad conocida hasta entonces. El nuevo Capitalista Industrial, ya no se encarga de la compra venta de mercancías, sino de su producción. Es durante la fabricación que obtiene su ganancia, de hecho no va al mercado, esto lo hace el Mercader que vive de comprarle lo más barato posible al industrial y venderlo lo más caro que pueda al mercado.

“¿QUÉ PIENSA SMITH SOBRE LA DIVISIÓN DEL TRABAJO?”
Para Smith la División del Trabajo provoca un gran incremento en la riqueza y en la cantidad de mercancías que produce la sociedad, esto se da principalmente por tres motivos:
1. La especialización aumenta la habilidad del trabajador para hacer la actividad que le toca;
2.  Existen menos tiempos muertos por pasar de una actividad a la otra y,
3. Se crean herramientas novedosas o mejoras a las existentes para concluir el trabajo más rápido o con menor fatiga.
A diferencia de los fisiócratas, Smith considera más beneficiosa para la sociedad las actividades industriales que el trabajo de la tierra. En la agricultura no se admite tantas subdivisiones por las características propias de la tarea a lo largo del año, una misma persona, tiene la oportunidad de arar, sembrar, cavar y recolectar.
Smith procura demostrar que el capitalismo a pesar de parecer caótico y falto de organización, está regido por un conjunto de leyes que garantizan el progreso económico y social y brinda el marco ideal para el desarrollo de las libertades individuales. El sistema tiene su lógica de funcionamiento, sus leyes económicas eternas, inmutables y objetivas como aquellas que rigen los movimientos de los cuerpos celestes.
Smith reconoce que las consecuencias de la División del Trabajo sobre el desarrollo intelectual y espiritual de los trabajadores son desastrosos. Como ellos realizan pocas actividades sencillas, son tareas muy monótonas, esto entorpece al trabajador y lo incapacita para realizar otras actividades.
Smith admite también, que los Capitalistas y Trabajadores, tienen intereses contrapuestos, por lo que existe posibilidad de conflicto. El Trabajador quiere que su salario sea lo más alto posible, mientras que el Capitalista quiere pagar lo mínimo. Pero en esta negociación, trabajadores y capitalistas, no se encuentran en igualdad de condiciones. Smith  reconoce el poder de acuerdo con lo que cuentan los capitalistas para mantener el salario bajo y, noto que el derecho protege a la clase burguesa. Además el hecho de no contar con las maquinas y herramientas para producir, coloca a los trabajadores en una relación de dependencia con respecto al capitalista.
Recorte del Video “Conociendo el Capital: Adam Smith”: http://www.conectate.gob.ar/sitios/conectate/busqueda/buscar?rec_id=118515





[1] IMAGEN: Diderot y D’Alembert. Enciclopedia francesa. Taller de Joyería. Entre 1751 y 1772. Francia.

Eric Roll – HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONÓMICAS CAPITULO IV: EL SISTEMA CLÁSICO











HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONÓMICAS CAPITULO IV: EL SISTEMA CLÁSICOAutor: Eric Roll


(Retrato de Adam Smith)


1. LAS CARACTERÍSTICAS DEL CLASICISMO
 El último cuarto del siglo XVIII está lleno de sucesos que parecen pregonar la fundación de una nueva era en la organización económica y política. En el campo de la producción, presenció el comienzo de la Revolución Industrial, que iba a abrir enormes posibilidades de expansión al reinado del capitalismo industrial, establecido recientemente. La sociedad de Mateo Boulton y James Watt, fundada en 1775, realizó la unión del capitán de industria y el científico, unión que puede considerarse como simbólica de una nueva alianza. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos acabó, un año después, con la explotación de una de las regiones coloniales más importantes y privó de uno de sus sostenes más poderosos al antiguo sistema colonial, sobre el cual se había levantado gran parte del pensamiento mercantilista. Aquel mismo año, se publicó una Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, libro escrito por un filósofo escocés convertido en economista Adam Smith y que estaba llamado a ser la “fons et origo” (fuente de origen) de la economía para las generaciones siguientes. Y, pocos años después, la Revolución Francesa selló el destino de lo que aún quedaba de la sociedad medieval.
 Ya hemos visto que el comienzo de esta nueva era puede colocarse casi cien años antes. El capitalismo industrial es más antiguo que la Revolución Industrial; la política mercantilista empieza a decaer poco antes de fines del siglo XVIII, y, cuando menos en Inglaterra, el país capitalista más adelantado, la estructura política había empezado a cambiar de acuerdo con las ideas del liberalismo mucho antes de que la Revolución Francesa llevase su estímulo a las fuerzas del liberalismo a todas partes. También la teoría económica había adquirido un nuevo contenido y nuevos métodos mucho antes de que Adam Smith apareciese en escena para hacerla consciente de su propio carácter cambiante.
 Puede justificarse, sin embargo, la opinión de que los cincuenta años en torno del final del siglo marcan un cambio social profundo. Formas nuevas de producción, de relaciones sociales, de gobierno y de pensamiento social, que en su lucha contra las antiguas se habían desarrollado de una manera lenta y muchas veces vacilante, avanzaban ahora triunfalmente, y, debido a su espectacular progreso, las batallas anteriores fueron fácilmente olvidadas. En el campo de las ideas, el reflejo de los cambios económicos y políticos acusa una diferencia aún más notable que aquellos cambios mismos. El pensamiento social toma conciencia de sí mismo y revela un conocimiento más completo que hasta entonces de la naturaleza del orden social que se estaba erigiendo ante sus ojos. Llegó a ser capaz de ver el conjunto de la estructura de aquel orden y las completas interrelaciones de sus partes componentes. Las disciplinas sociales individuales se integran en una amplia filosofía social, y cada una de ellas se sistematiza. Se recogen fragmentos dispersos, se refinan y se juntan para formar un cuerpo de doctrina que posea consistencia interna.
 Este proceso se pone de manifiesto con claridad en el campo del pensamiento económico. Lo que el siglo había producido hasta entonces había sido confuso y accidental. Existieron anticipaciones brillantes, como la defensa de la libertad de comercio hecha por North. Hubo también tratados que desplegaban notable penetración en el proceso económico, como el Essai de Cantillon[1] y los Principles de Steuart[2].
La hazaña suprema de Smith consistió en poner orden en el estado todavía caótico de la investigación económica. A ese orden se le ha dado el nombre de sistema clásico. Las diferentes escuelas de pensamiento existentes entre los economistas posteriores han elegido ese nombre por razones diversas. Algunas veces el término "clásico" se aplica a las doctrinas del sistema para denotar la autoridad indiscutible y general que poseen. Otras veces se usa para dar importancia especial a las consecuencias de esas doctrinas en el campo de la política. Y otras veces aún, se llama clásico el sistema para distinguirlo de las escuelas críticas (por ejemplo, la romántica) que se desarrollaron después de él y que, para muchos economistas, representan cierta decadencia.
Si quisiéramos resumir las características distintivas del análisis económico contenido en “la Riqueza de las naciones”, tendríamos que destacar, ante todo, la penetración que revela en el estudio del mecanismo económico de la sociedad moderna. Su análisis deja al desnudo, con extremado rigor, los principios subyacentes en el funcionamiento del sistema capitalista, así como el proceso histórico que lo produjo. En segundo lugar, ese análisis se distingue también por haber sido el primero en reconocer explícitamente que los fenómenos sociales, e incluso la historia, obedecen a leyes propias que pueden ser descubiertas. Lo que da a la obra de Smith su carácter científico, fue el conocimiento de una Gesetzmässigkeit (legalidad, sujeción a leyes) interior tan compulsiva en la economía capitalista individualista como lo habían sido en el feudalismo las formas externas de reglamentación. Que hayan sido limitados, como han dicho algunos críticos, en su análisis técnico y en sus opiniones sobre la validez de las leyes particulares que descubrió, no amengua la grandeza de su obra. El enseño a los economistas posteriores la necesidad de un principio unificado para explicar los fenómenos económicos de suerte que cada uno de ellos se relacione con los demás. Aprovechando los cimientos puestos por los fisiócratas, trato de dar una idea completa del proceso económico, es verdad que abstracta, pero que contenía la esencia de la realidad. Y aunque algunas partes del cuadro tengan que ser pintadas de nuevo, el resto conserva su valor.
No es fácil determinar los límites cronológicos del sistema clásico, siempre que tengamos en cuenta el duro trabajo de los economistas ingleses de principios del siglo XVIII y de los fisiócratas franceses, podemos hacer que su punto inicial coincida con las obras de Adam Smith. Es más difícil señalar su terminación. En realidad, algunos economistas pretenden que no ha terminado y que su tradición está viva en la obra de los líderes de la economía contemporánea. Sin embargo, esto parece ignorar por completo el cambio que tuvo lugar en el pensamiento económico de Inglaterra, ciudadela del clasicismo, a partir de las dos primeras décadas del siglo XIX. Es cierto que el intento de Malthus para destruir los fundamentos del sistema ricardiano fracasó, y que los principios más importantes de la economía política clásica siguen gozando de considerable autoridad. Los que se popularizaron con facilidad, entraron rápidamente en la conciencia pública. En Inglaterra, y en menor medida en otros países, las circunstancias generales eran extremadamente favorables para recibir y conservar muchas de las ideas clásicas, y su influencia sobre la política fue muy grande durante algún tiempo.
La formulación del sistema clásico fue en gran medida obra de dos hombres, que nos parece lo mejor concentrarnos por completo en su obra; el único escritor que, además de Smith y de Ricardo, tomaremos en cuenta, es Malthus, mas sólo por la parte de su obra que entra dentro de la tradición clásica.
Puede parecer extraño considerar a Smith y a Ricardo cofundadores de la escuela clásica. Cuando Smith publicó su principal obra económica, Ricardo era un niño de cuatro años. Hasta cuarenta y un años más tarde (veintisiete después de muerto Smith) no publicó Ricardo su tratado. Además, mientras Smith empezó como filósofo, Ricardo entró en el campo de la economía como negociante afortunado que después se hizo político. Aunque la edición definitiva de las obras de Ricardo que ahora está en vías de publicación cuenta nueve volúmenes, su obra principal es un tomito comparada con el voluminoso tratado de Adam Smith. Nada podría ser más diferente que sus planes, métodos y estilos; pero, no obstante todas esas diferencias, los puntos en que están de acuerdo son tan fundamentales, que sus nombres irán por siempre unidos en la historia del pensamiento económico.
Resumen realizado del Capítulo IV: EL SISTEMA CLÁSICO de Eric Roll. HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONÓMICAS. (Pág. 132 a 143).





[1] Richard Cantillon fue un economista nacido probablemente el año 1680 en Irlanda y fallecido en 1734, autor del libro "Essai sur la Nature du Commerce en Général" (Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general), considerado por William Stanley Jevons como "la cuna de la Economía política"
[2] Sir James Steuart, 3er Baronet de Goodtrees. 21 de octubre 1713, Edimburgo - 26 de noviembre de 1780, Coltness, (Lanarkshire ) fue un prominente jacobita y autor de "probablemente el primer tratado sistemático escrito en Inglés acerca de la economía" y el primer libro en Inglés con "economía política" en el título.