jueves, 19 de febrero de 2015

Eric Roll – HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONÓMICAS CAPITULO IV: EL SISTEMA CLÁSICO











HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONÓMICAS CAPITULO IV: EL SISTEMA CLÁSICOAutor: Eric Roll


(Retrato de Adam Smith)


1. LAS CARACTERÍSTICAS DEL CLASICISMO
 El último cuarto del siglo XVIII está lleno de sucesos que parecen pregonar la fundación de una nueva era en la organización económica y política. En el campo de la producción, presenció el comienzo de la Revolución Industrial, que iba a abrir enormes posibilidades de expansión al reinado del capitalismo industrial, establecido recientemente. La sociedad de Mateo Boulton y James Watt, fundada en 1775, realizó la unión del capitán de industria y el científico, unión que puede considerarse como simbólica de una nueva alianza. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos acabó, un año después, con la explotación de una de las regiones coloniales más importantes y privó de uno de sus sostenes más poderosos al antiguo sistema colonial, sobre el cual se había levantado gran parte del pensamiento mercantilista. Aquel mismo año, se publicó una Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, libro escrito por un filósofo escocés convertido en economista Adam Smith y que estaba llamado a ser la “fons et origo” (fuente de origen) de la economía para las generaciones siguientes. Y, pocos años después, la Revolución Francesa selló el destino de lo que aún quedaba de la sociedad medieval.
 Ya hemos visto que el comienzo de esta nueva era puede colocarse casi cien años antes. El capitalismo industrial es más antiguo que la Revolución Industrial; la política mercantilista empieza a decaer poco antes de fines del siglo XVIII, y, cuando menos en Inglaterra, el país capitalista más adelantado, la estructura política había empezado a cambiar de acuerdo con las ideas del liberalismo mucho antes de que la Revolución Francesa llevase su estímulo a las fuerzas del liberalismo a todas partes. También la teoría económica había adquirido un nuevo contenido y nuevos métodos mucho antes de que Adam Smith apareciese en escena para hacerla consciente de su propio carácter cambiante.
 Puede justificarse, sin embargo, la opinión de que los cincuenta años en torno del final del siglo marcan un cambio social profundo. Formas nuevas de producción, de relaciones sociales, de gobierno y de pensamiento social, que en su lucha contra las antiguas se habían desarrollado de una manera lenta y muchas veces vacilante, avanzaban ahora triunfalmente, y, debido a su espectacular progreso, las batallas anteriores fueron fácilmente olvidadas. En el campo de las ideas, el reflejo de los cambios económicos y políticos acusa una diferencia aún más notable que aquellos cambios mismos. El pensamiento social toma conciencia de sí mismo y revela un conocimiento más completo que hasta entonces de la naturaleza del orden social que se estaba erigiendo ante sus ojos. Llegó a ser capaz de ver el conjunto de la estructura de aquel orden y las completas interrelaciones de sus partes componentes. Las disciplinas sociales individuales se integran en una amplia filosofía social, y cada una de ellas se sistematiza. Se recogen fragmentos dispersos, se refinan y se juntan para formar un cuerpo de doctrina que posea consistencia interna.
 Este proceso se pone de manifiesto con claridad en el campo del pensamiento económico. Lo que el siglo había producido hasta entonces había sido confuso y accidental. Existieron anticipaciones brillantes, como la defensa de la libertad de comercio hecha por North. Hubo también tratados que desplegaban notable penetración en el proceso económico, como el Essai de Cantillon[1] y los Principles de Steuart[2].
La hazaña suprema de Smith consistió en poner orden en el estado todavía caótico de la investigación económica. A ese orden se le ha dado el nombre de sistema clásico. Las diferentes escuelas de pensamiento existentes entre los economistas posteriores han elegido ese nombre por razones diversas. Algunas veces el término "clásico" se aplica a las doctrinas del sistema para denotar la autoridad indiscutible y general que poseen. Otras veces se usa para dar importancia especial a las consecuencias de esas doctrinas en el campo de la política. Y otras veces aún, se llama clásico el sistema para distinguirlo de las escuelas críticas (por ejemplo, la romántica) que se desarrollaron después de él y que, para muchos economistas, representan cierta decadencia.
Si quisiéramos resumir las características distintivas del análisis económico contenido en “la Riqueza de las naciones”, tendríamos que destacar, ante todo, la penetración que revela en el estudio del mecanismo económico de la sociedad moderna. Su análisis deja al desnudo, con extremado rigor, los principios subyacentes en el funcionamiento del sistema capitalista, así como el proceso histórico que lo produjo. En segundo lugar, ese análisis se distingue también por haber sido el primero en reconocer explícitamente que los fenómenos sociales, e incluso la historia, obedecen a leyes propias que pueden ser descubiertas. Lo que da a la obra de Smith su carácter científico, fue el conocimiento de una Gesetzmässigkeit (legalidad, sujeción a leyes) interior tan compulsiva en la economía capitalista individualista como lo habían sido en el feudalismo las formas externas de reglamentación. Que hayan sido limitados, como han dicho algunos críticos, en su análisis técnico y en sus opiniones sobre la validez de las leyes particulares que descubrió, no amengua la grandeza de su obra. El enseño a los economistas posteriores la necesidad de un principio unificado para explicar los fenómenos económicos de suerte que cada uno de ellos se relacione con los demás. Aprovechando los cimientos puestos por los fisiócratas, trato de dar una idea completa del proceso económico, es verdad que abstracta, pero que contenía la esencia de la realidad. Y aunque algunas partes del cuadro tengan que ser pintadas de nuevo, el resto conserva su valor.
No es fácil determinar los límites cronológicos del sistema clásico, siempre que tengamos en cuenta el duro trabajo de los economistas ingleses de principios del siglo XVIII y de los fisiócratas franceses, podemos hacer que su punto inicial coincida con las obras de Adam Smith. Es más difícil señalar su terminación. En realidad, algunos economistas pretenden que no ha terminado y que su tradición está viva en la obra de los líderes de la economía contemporánea. Sin embargo, esto parece ignorar por completo el cambio que tuvo lugar en el pensamiento económico de Inglaterra, ciudadela del clasicismo, a partir de las dos primeras décadas del siglo XIX. Es cierto que el intento de Malthus para destruir los fundamentos del sistema ricardiano fracasó, y que los principios más importantes de la economía política clásica siguen gozando de considerable autoridad. Los que se popularizaron con facilidad, entraron rápidamente en la conciencia pública. En Inglaterra, y en menor medida en otros países, las circunstancias generales eran extremadamente favorables para recibir y conservar muchas de las ideas clásicas, y su influencia sobre la política fue muy grande durante algún tiempo.
La formulación del sistema clásico fue en gran medida obra de dos hombres, que nos parece lo mejor concentrarnos por completo en su obra; el único escritor que, además de Smith y de Ricardo, tomaremos en cuenta, es Malthus, mas sólo por la parte de su obra que entra dentro de la tradición clásica.
Puede parecer extraño considerar a Smith y a Ricardo cofundadores de la escuela clásica. Cuando Smith publicó su principal obra económica, Ricardo era un niño de cuatro años. Hasta cuarenta y un años más tarde (veintisiete después de muerto Smith) no publicó Ricardo su tratado. Además, mientras Smith empezó como filósofo, Ricardo entró en el campo de la economía como negociante afortunado que después se hizo político. Aunque la edición definitiva de las obras de Ricardo que ahora está en vías de publicación cuenta nueve volúmenes, su obra principal es un tomito comparada con el voluminoso tratado de Adam Smith. Nada podría ser más diferente que sus planes, métodos y estilos; pero, no obstante todas esas diferencias, los puntos en que están de acuerdo son tan fundamentales, que sus nombres irán por siempre unidos en la historia del pensamiento económico.
Resumen realizado del Capítulo IV: EL SISTEMA CLÁSICO de Eric Roll. HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONÓMICAS. (Pág. 132 a 143).





[1] Richard Cantillon fue un economista nacido probablemente el año 1680 en Irlanda y fallecido en 1734, autor del libro "Essai sur la Nature du Commerce en Général" (Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general), considerado por William Stanley Jevons como "la cuna de la Economía política"
[2] Sir James Steuart, 3er Baronet de Goodtrees. 21 de octubre 1713, Edimburgo - 26 de noviembre de 1780, Coltness, (Lanarkshire ) fue un prominente jacobita y autor de "probablemente el primer tratado sistemático escrito en Inglés acerca de la economía" y el primer libro en Inglés con "economía política" en el título.

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