HISTORIA DE LAS DOCTRINAS ECONÓMICAS CAPITULO IV: EL SISTEMA CLÁSICOAutor: Eric Roll
(Retrato de Adam Smith)
1. LAS CARACTERÍSTICAS DEL CLASICISMO
El último cuarto del siglo XVIII está lleno de sucesos
que parecen pregonar la fundación de una nueva era en la organización económica
y política. En el campo de la producción, presenció el comienzo de la
Revolución Industrial, que iba a abrir enormes posibilidades de expansión al
reinado del capitalismo industrial, establecido recientemente. La sociedad de Mateo
Boulton y James Watt, fundada en 1775, realizó la unión del capitán de
industria y el científico, unión que puede considerarse como simbólica de una
nueva alianza. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos acabó, un
año después, con la explotación de una de las regiones coloniales más
importantes y privó de uno de sus sostenes más poderosos al antiguo sistema
colonial, sobre el cual se había levantado gran parte del pensamiento
mercantilista. Aquel mismo año, se publicó una Investigación de la
naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, libro escrito por un
filósofo escocés convertido en economista Adam Smith y que estaba llamado a ser
la “fons et origo” (fuente de origen) de la economía para las
generaciones siguientes. Y, pocos años después, la Revolución Francesa selló el
destino de lo que aún quedaba de la sociedad medieval.
Ya hemos visto que el comienzo de esta nueva era puede
colocarse casi cien años antes. El capitalismo industrial es más antiguo que la
Revolución Industrial; la política mercantilista empieza a decaer poco antes de
fines del siglo XVIII, y, cuando menos en Inglaterra, el país capitalista más
adelantado, la estructura política había empezado a cambiar de acuerdo con las
ideas del liberalismo mucho antes de que la Revolución Francesa llevase su
estímulo a las fuerzas del liberalismo a todas partes. También la teoría
económica había adquirido un nuevo contenido y nuevos métodos mucho antes de
que Adam Smith apareciese en escena para hacerla consciente de su propio
carácter cambiante.
Puede justificarse, sin embargo, la opinión de que los
cincuenta años en torno del final del siglo marcan un cambio social profundo.
Formas nuevas de producción, de relaciones sociales, de gobierno y de
pensamiento social, que en su lucha contra las antiguas se habían desarrollado
de una manera lenta y muchas veces vacilante, avanzaban ahora triunfalmente, y,
debido a su espectacular progreso, las batallas anteriores fueron fácilmente
olvidadas. En el campo de las ideas, el reflejo de los cambios económicos y
políticos acusa una diferencia aún más notable que aquellos cambios mismos. El
pensamiento social toma conciencia de sí mismo y revela un conocimiento más
completo que hasta entonces de la naturaleza del orden social que se estaba
erigiendo ante sus ojos. Llegó a ser capaz de ver el conjunto de la estructura
de aquel orden y las completas interrelaciones de sus partes componentes. Las
disciplinas sociales individuales se integran en una amplia filosofía social, y
cada una de ellas se sistematiza. Se recogen fragmentos dispersos, se refinan y
se juntan para formar un cuerpo de doctrina que posea consistencia interna.
Este proceso se pone de manifiesto con claridad en el
campo del pensamiento económico. Lo que el siglo había producido hasta entonces
había sido confuso y accidental. Existieron anticipaciones brillantes, como la
defensa de la libertad de comercio hecha por North. Hubo también tratados que
desplegaban notable penetración en el proceso económico, como el Essai de
Cantillon[1] y
los Principles de Steuart[2].
La hazaña suprema de
Smith consistió en poner orden en el estado todavía caótico de la investigación
económica. A ese orden se le ha dado el nombre de sistema clásico. Las
diferentes escuelas de pensamiento existentes entre los economistas posteriores
han elegido ese nombre por razones diversas. Algunas veces el término
"clásico" se aplica a las doctrinas del sistema para denotar la
autoridad indiscutible y general que poseen. Otras veces se usa para dar
importancia especial a las consecuencias de esas doctrinas en el campo de la
política. Y otras veces aún, se llama clásico el sistema para distinguirlo de
las escuelas críticas (por ejemplo, la romántica) que se desarrollaron después
de él y que, para muchos economistas, representan cierta decadencia.
Si quisiéramos
resumir las características distintivas del análisis económico contenido en “la
Riqueza de las naciones”, tendríamos que destacar, ante todo, la penetración
que revela en el estudio del mecanismo económico de la sociedad moderna. Su
análisis deja al desnudo, con extremado rigor, los principios subyacentes en el
funcionamiento del sistema capitalista, así como el proceso histórico que lo
produjo. En segundo lugar, ese análisis se distingue también por haber sido el
primero en reconocer explícitamente que los fenómenos sociales, e incluso la
historia, obedecen a leyes propias que pueden ser descubiertas. Lo que da a la
obra de Smith su carácter científico, fue el conocimiento de una
Gesetzmässigkeit (legalidad, sujeción a leyes) interior tan compulsiva en la
economía capitalista individualista como lo habían sido en el feudalismo las
formas externas de reglamentación. Que hayan sido limitados, como han dicho
algunos críticos, en su análisis técnico y en sus opiniones sobre la validez de
las leyes particulares que descubrió, no amengua la grandeza de su obra. El
enseño a los economistas posteriores la necesidad de un principio unificado
para explicar los fenómenos económicos de suerte que cada uno de ellos se
relacione con los demás. Aprovechando los cimientos puestos por los
fisiócratas, trato de dar una idea completa del proceso económico, es verdad
que abstracta, pero que contenía la esencia de la realidad. Y aunque algunas
partes del cuadro tengan que ser pintadas de nuevo, el resto conserva su valor.
No es fácil
determinar los límites cronológicos del sistema clásico, siempre que tengamos
en cuenta el duro trabajo de los economistas ingleses de principios del siglo
XVIII y de los fisiócratas franceses, podemos hacer que su punto inicial
coincida con las obras de Adam Smith. Es más difícil señalar su terminación. En
realidad, algunos economistas pretenden que no ha terminado y que su tradición
está viva en la obra de los líderes de la economía contemporánea. Sin embargo,
esto parece ignorar por completo el cambio que tuvo lugar en el pensamiento
económico de Inglaterra, ciudadela del clasicismo, a partir de las dos primeras
décadas del siglo XIX. Es cierto que el intento de Malthus para destruir los
fundamentos del sistema ricardiano fracasó, y que los principios más
importantes de la economía política clásica siguen gozando de considerable
autoridad. Los que se popularizaron con facilidad, entraron rápidamente en la
conciencia pública. En Inglaterra, y en menor medida en otros países, las
circunstancias generales eran extremadamente favorables para recibir y
conservar muchas de las ideas clásicas, y su influencia sobre la política fue
muy grande durante algún tiempo.
La formulación del
sistema clásico fue en gran medida obra de dos hombres, que nos parece lo
mejor concentrarnos por completo en su obra; el
único escritor que, además de Smith y de Ricardo, tomaremos en cuenta, es Malthus,
mas sólo por la parte de su obra que entra dentro de la tradición clásica.
Puede parecer
extraño considerar a Smith y a Ricardo cofundadores de la escuela clásica.
Cuando Smith publicó su principal obra económica, Ricardo era un niño de cuatro
años. Hasta cuarenta y un años más tarde (veintisiete después de muerto Smith)
no publicó Ricardo su tratado. Además, mientras Smith empezó como filósofo,
Ricardo entró en el campo de la economía como negociante afortunado que después
se hizo político. Aunque la edición definitiva de las obras de Ricardo que
ahora está en vías de publicación cuenta nueve volúmenes, su obra principal es un
tomito comparada con el voluminoso tratado de Adam Smith. Nada podría ser más
diferente que sus planes, métodos y estilos; pero, no obstante todas esas
diferencias, los puntos en que están de acuerdo son tan fundamentales, que sus
nombres irán por siempre unidos en la historia del pensamiento económico.
Resumen realizado del Capítulo IV: EL SISTEMA CLÁSICO de Eric Roll. HISTORIA
DE LAS DOCTRINAS ECONÓMICAS. (Pág. 132 a 143).
[1] Richard Cantillon fue un economista nacido probablemente el año 1680 en
Irlanda y fallecido en 1734, autor del libro "Essai sur la Nature du
Commerce en Général" (Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general),
considerado por William Stanley Jevons como "la cuna de la Economía
política"
[2] Sir
James Steuart, 3er Baronet de Goodtrees. 21 de octubre 1713, Edimburgo - 26 de noviembre de 1780, Coltness,
(Lanarkshire ) fue un prominente jacobita y autor de "probablemente el
primer tratado sistemático escrito en Inglés acerca de la economía" y el
primer libro en Inglés con "economía política" en el título.
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